Glaucoma
El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo, y en nuestra clínica conseguimos llevar un control de la enfermedad mediante el uso de gotas, láser y/o cirugía.
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¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una enfermedad que provoca un deterioro en el nervio óptico que es quien transmite la información visual desde el ojo hasta el cerebro. El principal factor de riesgo para el desarrollo del glaucoma es la elevación de la presión intraocular. En condiciones normales la presión intraocular oscila entre 10 y 21 mm Hg. En determinadas situaciones patológicas esta puede aumentar ya sea de forma aguda o crónica. Este aumento de presión es la causa del daño en el nervio óptico, lo que supone la pérdida progresiva de visión periférica. En la mayoría de los casos esta alteración es gradual e indolora por lo que muchos pacientes no la perciben hasta que es permanente e irreversible.
¿Quién puede padecerlo?
El glaucoma afecta a más de un 3% de la población y es, junto con la diabetes, la principal causa de ceguera en España. Afecta principalmente a personas mayores de 40 años y a aquellos con antecedentes familiares de glaucoma.
¿Cuál es la sintomatología?
El glaucoma crónico es la forma más frecuente, y en las fases iniciales no produce ningún tipo de molestia. Si la presión se mantiene elevada durante un tiempo prolongado, se afecta el nervio óptico y lentamente se deteriora la visión periférica. En los estadios avanzados, la visión queda reducida a la zona central del campo visual, de forma que el paciente tiene sensación de mirar a través de un tubo; es lo que se conoce como visión en cañón de escopeta.
El glaucoma agudo es mucho menos frecuente y su aparición se caracteriza por dolor intenso, iniciado de forma súbita alrededor del ojo, y por la disminución de visión. En algunos casos se puede acompañar de dolor de cabeza, náuseas y vómitos. Si usted tiene estos síntomas debe acudir inmediatamente a un servicio de urgencias oftalmológicas.
¿Cómo se detecta?
La presión intraocular se puede medir mediante pruebas rápidas e indoloras. El estado de la retina y del nervio óptico también se pueden evaluar de forma incruenta.
En aquellos casos con antecedentes familiares de glaucoma y en los que dichas exploraciones pongan de manifiesto alguna anomalía, se debe realizar una campimetría computarizada con la que se detectan las alteraciones de la visión periférica de forma precoz.
Otra prueba que de ser necesaria se deberá realizar es el análisis de la capa de fibras nerviosas de la retina mediante tomografía de coherencia óptica, con la que podremos detectar lesiones precoces que aún no han producido deterioro visual
¿Cuál es el tratamiento del glaucoma?
El mejor tratamiento del glaucoma es el diagnóstico precoz de aquellas situaciones en las que la presión intraocular esté elevada. Debido a que la mayoría de casos de ceguera por glaucoma cursan de forma asintomática y que se pueden prevenir, es imprescindible la realización de controles anuales a cualquier persona mayor de 40 años o con antecedentes familiares de la enfermedad.
Una vez diagnosticado un glaucoma hay diversos estadios de tratamiento: el médico que es la forma inicial y más frecuente de tratar el glaucoma, consiste en la aplicación de colirios (gotas). Su objetivo es disminuir la presión intraocular. Si el tratamiento se realiza de forma correcta, en la mayoría de los casos se consigue frenar su evolución.
El láser: Si la presión no se controla con el tratamiento médico, la siguiente opción es la utilización del láser. Con este procedimiento se pretende facilitar la salida del fluido ocular, con lo que se consigue la reducción de la presión. Es, asimismo,el tratamiento de elección en caso de un glaucoma agudo o de una anatomía predisponente al mismo.
La cirugía que es el último paso en el tratamiento del glaucoma. Consiste en ampliar la zona de salida del fluido intraocular mediante la creación de una válvula de escape o mediante el implante de un dispositivo de drenaje artificial.
Control evolutivo
El glaucoma es una enfermedad silenciosa, no produce dolor ni da ninguna manifestación subjetiva, por lo cual no es posible determinar si está controlado en función de cómo se siente o ve el paciente. La visita periódica al oftalmólogo es la única forma de saber si un glaucoma está perfectamente controlado.
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